
Es inevitable no quedar absorta, ante la fragilidad de la mente, ante la debilidad de los cálidos recuerdos, que cada noche aparecen y desaparecen relampagueantes en la oscuridad… Dan un estremecedor grito al aire; viento tempestuoso de caricias, besos, y engaños… desvaneciéndose lentamente en la profundidad e infinitud del húmedo bosque.
Qué ironía de la vida , nos bañamos diariamente en un mar de gestos ,descubrimos mil rostros nuevos, aprendemos doscientas nuevas palabras , sentimos una serie de sensaciones nunca antes sentidas, nuestros ojos se deleitan con una gran variedad de miradas, que esconden tras ellas , mil historias tan diferentes unas de otras, tan fascinantes… ¿Y que hacemos con todo este cúmulo de información interesante y exquisita ? La rompemos en mil pedazos, dispersas las palabras quedan…en silencio sollozan las miradas, al no ser vistas…Y no observamos mas que el antiguo y reticente mirar del ser que se pierde tras esa espesa niebla… Apenas se logra divisar, mas nuestros ojos obstinados y obsesionados por su perfección están. Mientras el letal veneno del recuerdo recorre nuestras venas…
Que mas da. ¿Acaso morir o vivir tiene algún sentido, si su más grande obsesión en recuerdos se ha convertido…?







No hay comentarios:
Publicar un comentario