domingo, 26 de abril de 2009

Entre la Niebla...




Me siento extraña, siento unas ansias tremendas de volverlo a ver. Pero sé que mi corazón sentirlo no quiere, se niega con dolor a escuchar el retumbar de sus latidos... A lo mejor no latiendo por mí, sino por la aceleración de aquel que ve que la vida se extingue, y se le va sinhaber sentido el verdadero amor ... Mas no!, no quiere encontrarse frente a frente con él...Aquel que dejó tantas huellas imborrables.

Estoy convencida, que el frío desgarrador, es un factor que influye en tus estados mentales. La necesidad de un abrazo, de una caricia...Nos lleva por recuerdos que duelen pero que a la vez confortan. ¿Seré Masoquista?¿ O es que mi vulnerabilidad hace de mí una especie de títere psicológicamente controlable, que se nutre del mas mínimo sonido (similar a su voz) o del suave aroma (similar a su perfume)para comenzar esa travesía gris y delirante... bañada en carias ausentes? ¿Y todo esto por un amor ficticio?. No, no lo creo...Sin embargo, después de haber pasado 3650 horas del último beso. A pesar de estar separados por una barrera de espesa niebla, ( en la cual tan sólo el brillo de una vela bastaría para encontrarnos) y verlo solamente en mis lúgubres sueños... Sé que aún me piensa, que aún me siente...

No hay duda, el frío me utiliza...

Becoming Jane

Una de mis escenas favoritas de la pelicula Becoming Jane. ¿Encuentros fortuitos en bibliotecas?Ay! me encanta xD! Creo que es el lugar perfecto para conocer a la persona que merece tu alma y tu corazón. Mejor aún si te recomienda un libro , leyendo cada una de sus palabras imaginando su voz .

Sin embargo, odio el aire de grandeza con que se las da Mr. Lefroy. Pues claro, al venir de una ciudad mas "civilizada" , tiene mas mundo . Mas ella, al vivir en la lejanía de la urbe y de la grandeza de aquel que vive de lujos y charlatanería , su mundo ha sido forjado a través de la lectura, a trevés de su propia imaginación...

Amo como actua ese hombre , James Mc avoy. Mas bien amo el encanto del personaje, Mr. Lefroy...

En la biblioteca del amor y la melancolía.

De la enfermedad del amor...
Y al mismo tiempo me iba convenciendo de que, a pesar de encontrarme enfermo, la enfermedad que padecía era, por decirlo así, normal, puesto que tantos otros la habían sufrido, y parecía que los autores citados hubieran estado pensando en mí cuando la describían....Así leí emocionado las páginas donde Ibn Hazm define el amor como una enfermedad rebelde, que sólo con el amor se cura, una enfermedad de la que el paciente no quiere curar. Basilio de Ancira afirma que el mal del amor demuestra (síntoma inconfundible) un júbilo excesivo y al mismo tiempo desea apartarse y prefiere la soledad, a lo que se suma un intenso desasosiego y una confusión que impide articular palabra...Me estremecí al leer que, cuando se le impide contemplar el objeto amado, el amante sincero cae en un estado de abatimiento que a menudo lo obliga a guardar cama, y que a veces el mal ataca el cerebro, y entonces el amante enloquece y delira. Leí con aprensión que, si el mal se agrava, puede resultar fatal...
Santa Hildegarda atribuye a la melancolía el dulce sentimiento de la pérdida del amor. En el Liber Continens, se identifica a la melancolía amorosa con la licantropía, en la que el enamorado se comporta como un lobo. Primero se altera es aspecto de los amantes, la vista se debilita, los ojos se hunden y quedan sin lágrimas, la lengua se va secando y se cubre de pústulas, el cuerpo se marchita y padecen de una sed insaciable. Pasan el día tendidos en el lecho, boca abajo, con el rostro y los tobillos cubiertos de marcas, y por último, terminan sus días vagando por los cementerios, de noche, como lobos...
El gran Avicena define el amor como un pensamiento fijo de carácter melancólico, que nace del hábito de pensar una y otra vez en las facciones, los gestos o las costumbres de las personas del sexo opuesto. Se vuelve una enfermedad cuando al no ser satisfecho se vuelve un pensamiento obsesivo, que provoca risas y llantos intempestivos......

Arnaldo de Villanova, con crueldad, recomienda que la única cura contra el mal de amor es perder la confianza, olvidar...